SERIE: EL DOLOR QUE DA VIDA
Queridos amigos, en esta vida a menudo buscamos la sanidad y la liberación que solo Dios puede darnos, y cuando las recibimos, es fácil caer en la trampa de creer que ya no necesitamos su guía. Pero la verdad es que la sanidad que Dios nos otorga no es solo un milagro momentáneo; es un llamado a un cambio de vida permanente. Al igual que un paciente que se recupera de una enfermedad y debe seguir las indicaciones del médico para mantener su salud, nosotros debemos seguir los caminos de Dios y su Palabra para mantener nuestra sanidad espiritual.
Es crucial que nos demos cuenta de que la tentación de volver a los viejos hábitos y vicios es real y poderosa. Jesús usó la analogía de un perro que regresa a su vómito y un cerdo limpio que se revuelca en el fango para ilustrar lo necio que es volver a pecar después de haber sido liberado. La lección es clara: sin un compromiso constante con Dios y su Palabra, corremos el riesgo de recaer en la enfermedad espiritual de la que nos hemos sanado.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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