En nuestra vida diaria, todos enfrentamos la realidad de tratar con personas difíciles. A menudo, olvidamos que detrás de cada comportamiento complicado hay una historia que puede explicar sus acciones. Es fundamental recordar que cada uno de nosotros tiene sus propias luchas y desafíos. En lugar de juzgar rápidamente a los demás, deberíamos esforzarnos por conocer su historia y entender su perspectiva. Esto no significa excusar comportamientos negativos, sino más bien adoptar una actitud de empatía y compasión.
La Biblia nos enseña sobre la importancia de construir relaciones sanas y de ayudarnos mutuamente. En Gálatas, se nos recuerda que debemos llevar las cargas de los demás con ternura y humildad, reconociendo que todos somos parte de una misma familia en Cristo. Al hacerlo, no solo fortalecemos nuestras relaciones, sino que también cultivamos un ambiente de amor y apoyo. Es vital que no nos cansemos de hacer el bien, ya que, a su debido tiempo, cosecharemos los frutos de nuestras acciones.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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