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SERIE: LA CASA DEL ALFARERO
Dios no es un espectador distante de tu vida; es el Alfarero que te sostiene en Sus manos con propósito. Como dice Isaías 64:8 (NTV): «Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú el alfarero. ¡Todos fuimos formados por tu mano!». Él no moldea por capricho, sino con la destreza de quien conoce cada grieta y sueña cada curva de tu historia. Aunque a veces sintamos que somos solo polvo pisoteado, Él está ablandando nuestras resistencias para convertirnos en vasijas útiles. ¿Confiarías en Sus manos aunque no entiendas Sus métodos?
Las pruebas no son castigos, sino herramientas divinas. El barro debe ser quebrantado para ser moldeable, y así ocurre con nosotros: las pérdidas, las decepciones y los momentos de oscuridad son el «pisoteo» que nos prepara para recibir la forma correcta. Jeremías 18:6 (NTV) lo explica: «¿No puedo hacer con ustedes lo mismo que hace el alfarero con el barro? —pregunta el Señor—. Como el barro en manos del alfarero, así están ustedes en mi mano». Deja de exigir explicaciones y abraza el proceso: lo que hoy parece destrucción es el primer paso para una nueva creación.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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