Your browser doesn’t support HTML5 audio
SERIE: PARÁBOLAS DE JESUS
hoy quiero compartir con ustedes una reflexión profunda sobre la parábola de la moneda perdida que Jesús nos enseñó. Esta historia nos muestra la importancia de algo que puede parecer insignificante para otros, pero que para Dios es de gran valor. La moneda se pierde en la casa, lo que nos lleva a entender que lo más valioso que podemos perder a menudo está más cerca de lo que pensamos: en nuestro hogar. La familia es el pilar de la sociedad, y cuando este pilar se debilita, toda la estructura se desmorona. Hoy en día, vemos cómo el matrimonio y la familia están en crisis, y esto tiene un impacto devastador en nuestra sociedad.
Es crucial que nos demos cuenta de que la verdadera transformación comienza en nuestro interior y se refleja en nuestras familias. No podemos seguir acomodando nuestras vidas a los estándares del mundo, que a menudo normalizan lo que Dios considera malo. Debemos regresar a los cimientos que Dios estableció: el matrimonio entre un hombre y una mujer, la unidad familiar y la crianza de nuestros hijos en un ambiente de amor y valores. Cuando los cimientos de nuestra casa están firmes, podemos enfrentar cualquier tormenta que la vida nos presente. La sabiduría no se mide por lo que vemos externamente, sino por la solidez de los cimientos sobre los que construimos nuestras vidas.
Finalmente, quiero invitarlos a que cada día busquen restaurar lo que se ha perdido en sus hogares. No esperen a que sea demasiado tarde. Examinen sus corazones y sus relaciones familiares. Pongan a Dios en el centro de sus vidas y de sus hogares. Recuerden que la verdadera felicidad no se encuentra en el dinero ni en el éxito mundano, sino en la unidad y el amor que se cultivan en el seno de la familia.