SERIE: DECONSTRUYENDO PARA CONSTRUIR
Al llegar a Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a mis discípulos sobre la opinión popular de mi identidad, y las respuestas variaron desde Juan el Bautista hasta Jeremías y otros profetas. Luego, quiso saber su propia opinión, y Pedro se atrevió a declarar que Él era el Mesías, el Hijo de Dios. Lo bendijo por su fe y entendimiento, revelando que su conocimiento de Jesús no provenía de ningún ser humano, sino del Padre que está en los cielos.
A menudo las personas no ven las cosas como realmente son, sino que su percepción está distorsionada por experiencias pasadas y prejuicios. La percepción es la manera en que nuestros sentidos y mente interpretan la información, y que esta interpretación puede estar muy alejada de la verdad. Necesitamos conocer la importancia de la benignidad, un don del Espíritu Santo, que permite ver todo como bueno y evitar caer en juicios apresurados y negativos.
Pedro, al reconocer a Jesus como el Mesías, demostró una percepción benigna y abierta a la revelación divina, en contraste con aquellos que se dejan llevar por prejuicios y resentimientos.
Necesitamos evitar que las experiencias negativas y los conflictos pasados envenenen su corazón y su percepción, y los invité a orar y perdonar, para que el Espíritu Santo pueda operar en nuestras vidas, permitiéndonos ver la vida y a los demás con los ojos de Dios, llenos de benignidad y libres de resentimiento.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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