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SERIE: DE LA CASA AL PALACIO
La vida de David en 1 Samuel 21 nos enseña que la verdadera confianza en Dios no se demuestra con palabras, sino con silencio y obediencia. Perseguido por Saúl y calumniado, David no se defendió. Sabía que Dios, quien lo había ungido, prepararía su camino (Salmo 27:14 NTV: «Espera con paciencia al Señor. Ten valor y cobra ánimo. ¡Sí, espera con paciencia al Señor!»). En lugar de forzar oportunidades, eligió esperar, incluso cuando eso significó refugiarse entre sus antiguos enemigos, los filisteos. ¿Cuántas veces queremos tomar atajos para alcanzar lo que llamamos «bendición», ignorando que el proceso divino nos protege de caer en nuestra propia impaciencia?
Dios no solo nos libra de los enemigos, sino que nos enseña a convivir con ellos. En territorio hostil, David experimentó que el Señor «prepara un banquete para [nosotros] a la vista de [nuestros] enemigos» (Salmo 23:5 NTV). Aunque el mundo critique o malinterprete tu fe, Él puede darte paz y provisión en medio del caos. La cueva de Adulán, un lugar incómodo y solitario, fue donde David forjó su carácter para reinar. Las crisis no son para huir, sino para aprender a depender de Aquel que convierte el desierto en escuela.
Dios siempre llega Justo a tiempo
P. Elias hoyos
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