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SERIE: CARTAS DESDE LA PRISIÓN
A veces, sin darnos cuenta, dejamos que la queja se apodere de nuestros días. Nos enfocamos en lo que nos falta, en lo que no salió como esperábamos, y olvidamos que cada respiro es un regalo. La gratitud no es solo un sentimiento, es una decisión que transforma nuestra mirada. Cuando elegimos agradecer, aún en medio de las dificultades, recordamos que Dios ha sido fiel en el pasado y lo seguirá siendo. Como dice 1 Tesalonicenses 5:18 (NTV): «Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús». Practicar la gratitud comienza con pequeños pasos: al despertar, piensa en tres cosas por las que puedes dar gracias hoy.
La queja nos roba la paz y nubla nuestra capacidad de ver las bendiciones que ya tenemos. En cambio, cuando agradecemos, nuestros ojos se abren para reconocer que, incluso en lo aparentemente insignificante, hay huellas de la bondad de Dios. Filipenses 4:6-7 (NTV) nos recuerda: «No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Digan a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios». Hoy, intenta cambiar una queja por una acción de gracias. Si te sientes frustrado, detente y ora: «Gracias, Dios, porque aun en esto, tú estás conmigo».
P. Elias hoyos
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