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Queridos hermanos, hoy quiero compartir con ustedes una verdad profunda que nos enseña Jesús en Juan 15: Él es la vid verdadera y nosotros somos las ramas. Esto significa que nuestra vida está completamente conectada a Él. No se trata de lo que hacemos o de los milagros que podamos realizar, sino de nuestra relación íntima con Cristo. Si estamos conectados a la vid verdadera, daremos el fruto correcto: un fruto que refleja el amor, la justicia y la misericordia de Dios. Pero si nos desconectamos de Él, no podremos producir nada que tenga valor eterno.
Dios, como el labrador, tiene el poder de podar nuestras vidas para que podamos dar más fruto. Este proceso puede ser doloroso, pero es necesario. La poda puede venir en forma de situaciones difíciles, personas que se alejan de nosotros o incluso a través de la palabra de Dios que nos confronta y nos muestra lo que necesitamos cambiar. Es importante entender que esta poda no es un castigo, sino una preparación para que podamos vivir una vida más abundante y fructífera. Debemos permitir que Dios trabaje en nosotros, aunque duela, porque el resultado final será un corazón purificado y lleno del amor de Cristo.
Finalmente, la clave para permanecer en Cristo es la decisión diaria de seguirle. No se trata de sentir emociones pasajeras, sino de tener una convicción profunda y duradera. Debemos elegir cada día permanecer en Jesús, a pesar de las tormentas y desafíos que enfrentemos. Cuando lo hacemos, Él promete permanecer en nosotros, dándonos la fuerza y la estabilidad que necesitamos para enfrentar cualquier situación. Así que, mis amados, les animo a que se planten firmemente en la roca que es Cristo, sabiendo que mientras permanezcamos en Él, nada nos tumbará. Que nuestra vida refleje el fruto del Espíritu y que, en todo lo que hagamos, glorifiquemos a nuestro Padre celestial. Amén.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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