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He estado reflexionando sobre cómo nuestra mente es un campo de batalla crucial. Las batallas más intensas que enfrentamos no son las que vemos en el mundo exterior, sino las que se libran dentro de nosotros mismos. Nuestra mente puede ser un lugar fértil para la oscuridad o para Dios, y todo lo que hacemos comienza con un pensamiento. Antes de actuar, ya hemos planeado en nuestra mente. Es vital que dediquemos tiempo a renovar nuestros pensamientos, como nos enseña Romanos 12:2, para no ser conformados a este mundo. Debemos ser conscientes de lo que permitimos que influya en nuestra mente y corazón, porque eso nos moldeará.
Satanás busca corromper nuestros pensamientos para manipular nuestros sentimientos. Muchas de nuestras decisiones se basan en cómo nos sentimos, y el mundo a menudo apela a nuestras emociones para influir en nuestras acciones. Por ejemplo, en un centro comercial, la música y los anuncios están diseñados para hacernos comprar cosas que no necesitamos. Satanás utiliza estas tácticas para hacernos creer que Dios no nos ama o que nuestras luchas son castigos divinos. Es crucial que estemos alertas y no permitamos que estas mentiras se arraiguen en nosotros, alejándonos de Dios.
El apóstol Pablo nos da un consejo valioso en 1 Corintios 6:12: «Todo me es lícito, pero no todo me conviene». No todas las cosas que podemos hacer son beneficiosas para nosotros. Debemos preguntarnos no solo si algo es permitido, sino si nos conviene y edifica. Esto es aplicable a cada decisión que tomamos en nuestra vida diaria. Debemos ser conscientes de lo que influenciamos en nuestras mentes y corazones, y asegurarnos de que estamos eligiendo lo que realmente nos lleva a una vida más cercana a Dios. Reflexionemos sobre nuestras decisiones y busquemos constantemente la guía de Dios para vivir de acuerdo con Su voluntad.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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