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Mis amados amigos, en la vida hay momentos en los que nos sentimos estancados, como si estuviéramos en un terreno seco donde nada prospera. Estos momentos pueden ser frustrantes y nos hacen sentir que no avanzamos. Sin embargo, quiero compartir con ustedes que no todo estancamiento es malo. A veces, estos momentos son pausas necesarias para reevaluar nuestras vidas, para ver a aquellos que hemos ignorado y para reconocer las piedras que nos hacen tropezar. Dios no nos diseñó para vivir de esta manera; Él tiene formas de enseñarnos y guiarnos hacia la verdad y la libertad.
Reflexionemos sobre los momentos de estancamiento que son consecuencia de decisiones erradas. Aunque las consecuencias de nuestras acciones pueden persistir, la misericordia de Dios se renueva cada día, ofreciendo perdón y nuevos comienzos. Dios está con nosotros para ayudarnos y fortalecernos, para que podamos creer, levantarnos y avanzar. Pero hoy quiero hablarles de aquellos momentos de estancamiento que son preparados por Dios. Estos momentos de sequía tienen un propósito: recordarnos nuestra dependencia de Dios y experimentar cómo Él nos pastorea y cuida de nosotros. En medio de la sequía, Dios nos saciará y nos dará vigor, transformando nuestra vida en un manantial de agua cuyas aguas nunca faltan.
Finalmente, quiero compartir el ejemplo de Isaac, quien vivió una temporada de sequía y, aunque muchos buscaban mejores horizontes en Egipto, Dios le guió a quedarse y sembrar en un lugar más seco. La obediencia de Isaac llevó a una cosecha abundante, demostrando que la obediencia a Dios da resultados.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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