EL ORIGEN DE TODA BENDICIÓN

SERIE: BENDECIDOS

En el Antiguo Testamento, la bendición de los padres sobre sus hijos era una declaración poderosa que marcaba el futuro de estos. Los hijos anhelaban recibir esta bendición, pues sabían que tenía el poder de moldear sus vidas. De la misma manera, nosotros como hijos de Dios, somos llamados a ser portadores de bendición. Cuando permitimos que Cristo gobierne nuestro corazón, nuestras palabras se convierten en declaraciones de bendición para quienes nos rodean, especialmente para nuestras familias y nuestros hijos.

La historia de Jacob y Esaú nos enseña la importancia de valorar la bendición de Dios. Esaú, el hijo mayor, despreció su primogenitura al cambiarla por un plato de comida, mientras que Jacob entendió el valor de la bendición y la obtuvo. Así como Esaú, a veces nos enfocamos más en lo material que en lo espiritual, olvidando que la verdadera bendición viene de Dios y trasciende lo terrenal. «Porque el hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4).

Dios siempre llega Justo a Tiempo

P. Elias hoyos