SERIE: DE LA CASA AL PALACIO
Dios no se equivoca al llamarte, pero tu obediencia define el rumbo. Saúl perdió su destino por creer que el trono era suyo; David, en cambio, fue hallado fiel detrás de las ovejas, donde nadie lo veía. «Dios dijo: ‘He encontrado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi propio corazón, quien hará todo lo que yo quiero’» (Hechos 13:22, NTV). Hoy, ¿qué encuentra Dios en tu corazón: humildad para servir o ambición para brillar? Lo que hagas en lo secreto, aunque parezca insignificante, es la semilla de lo que Él multiplicará.
El proceso no es opcional, es preparación. El desierto no es para quedarse, sino para aprender a depender. Saúl quiso acelerar su éxito y cayó; David esperó décadas entre peligros y anonimato, pero cada prueba afinó su carácter. «Podemos hacer nuestros planes, pero el Señor determina nuestros pasos» (Proverbios 16:9, NTV). ¿Te frustras porque no ves resultados? Dios no necesita tus recursos, sino tu rendición. Lo que hoy llamas «espera», Él lo llama «entrenamiento».
No te enamores del llamado, enamórate del que llama.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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