SERIE: PARÁBOLAS DE JESUS
En la parábola de la gran boda, Jesús nos enseña que el reino de los cielos es como una fiesta a la que muchos son invitados, pero no todos aceptan la invitación. Algunos prefirieron seguir con sus vidas, otros insultaron y mataron a los mensajeros, y el rey, furioso, los castigó severamente. Esto nos muestra que la invitación de Dios es abierta a todos, pero es nuestra responsabilidad aceptarla y darle el valor que merece. No se trata de nuestras buenas acciones, sino de nuestra fe en Cristo y en su sacrificio en la cruz, que nos hace dignos de estar en su presencia.
El problema no es que Dios no quiera que estemos con Él, sino que muchas veces nosotros decidimos no aceptar su invitación. Nos justificamos con nuestras propias obras y pensamos que somos buenos, pero la Biblia nos recuerda que todos hemos pecado y estamos separados de Dios. No importa cuán buenas sean nuestras acciones, sin Cristo, estamos espiritualmente muertos. La única manera de ser justificados y tener una relación correcta con Dios es a través de la fe en Jesucristo y en su sacrificio por nosotros.
La invitación de Dios es personal y urgente. No podemos depender de la fe de nuestros familiares o amigos; cada uno de nosotros debe tomar la decisión de aceptar la invitación de Dios.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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