La sed es una necesidad universal que todos hemos experimentado. Cuando sentimos sed, a menudo buscamos refrescarnos con lo que tenemos a mano, como un refresco frío. Sin embargo, aunque puede darnos un alivio momentáneo, este tipo de bebida no satisface realmente la necesidad de nuestro cuerpo. Lo mismo ocurre en nuestra vida espiritual: muchas veces intentamos llenar el vacío en nuestros corazones con cosas temporales que, aunque nos hacen sentir bien por un momento, no proporcionan la verdadera satisfacción que anhelamos.
En momentos de ansiedad, estrés o soledad, podemos caer en la trampa de buscar consuelo en hábitos poco saludables o en relaciones superficiales, creyendo que nos ayudarán a sentirnos mejor. Pero al igual que el refresco que no calma nuestra sed, estas soluciones solo ofrecen un alivio temporal y, al final del día, seguimos sintiendo ese vacío. Es vital reconocer que lo que realmente necesitamos es algo más profundo y significativo, algo que solo puede provenir de una conexión auténtica con nuestro Creador.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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