En Marcos 2:21-22, Jesús nos enseña una gran verdad sobre la incompatibilidad entre lo nuevo y lo viejo. Utiliza dos ejemplos simples pero poderosos: remendar una prenda vieja con tela nueva y poner vino nuevo en odres viejos. En ambos casos, el resultado es desastroso. La tela nueva se desprende y daña más la prenda, y el vino nuevo rompe los odres viejos. Jesús nos está diciendo que no podemos mezclar lo nuevo con lo viejo; necesitamos renovarnos completamente.
Esta enseñanza es aplicable a nuestra vida espiritual y diaria. A menudo, nos aferramos a viejas costumbres, recuerdos o formas de pensar que nos impiden avanzar. Es como querer usar una prenda vieja que ya no sirve, en lugar de aceptar algo nuevo y mejor. Debemos aprender a cerrar ciclos y tomar decisiones radicales para dejar atrás lo antiguo y abrirnos a lo nuevo que Dios tiene para nosotros. No podemos vivir mirando hacia atrás; necesitamos enfocarnos en lo que Dios está haciendo hoy y confiar en que Sus planes son mejores.
En nuestra vida diaria, esto significa soltar el pasado, ya sea bueno o malo, y confiar en que Dios nos sostiene y nos guía hacia un futuro lleno de nuevas oportunidades. No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Debemos ser valientes y dispuestos a cambiar, sabiendo que Dios siempre tiene algo mejor preparado para nosotros. Así, podremos disfrutar de cada momento y de las nuevas misericordias que Dios nos da cada día.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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