SERIE: CARTAS DESDE LA PRISIÓN
En la iglesia, a veces hay personas que aprovechan sus dones y carisma para beneficio personal, en lugar de servir a Dios y a los demás. Esto puede generar desmotivación y frialdad en la congregación. Pablo advierte sobre este problema, señalando que ser ungido y usado por Dios no garantiza la aprobación divina. Lo importante es que nuestra vida dé testimonio del fruto del arrepentimiento y la obediencia a Dios. «Porque no todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21).
Pablo reconoce y honra a personas como Timoteo y Epafrodito, que han dado su vida por causa de Cristo y han sufrido por Él. Esto contrasta con aquellos que buscan su propio beneficio y desvían a otros del camino correcto. Pablo los llama «perros» y «mutiladores», advirtiendo a la iglesia que se cuiden de ellos. Estos son lobos disfrazados de ovejas, que con palabras persuasivas y apariencia de espiritualidad, buscan engañar y desviar a los creyentes. «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15).
P. Elias hoyos
