A menudo, cuando nos sumergimos en las responsabilidades y las ambiciones del mundo, corremos el riesgo de olvidarnos de Dios y de su plan para nuestras vidas. Es como si, al priorizar nuestras carreras, nuestros estudios o incluso nuestras relaciones personales, estuviéramos dejando de lado la conexión vital que deberíamos tener con nuestro Creador.
Piensa en esto: ¿Cuántas veces has estado tan ocupado con tus responsabilidades diarias que simplemente no has tenido tiempo para orar o para leer la Biblia? ¿Cuántas veces has sentido que tu relación con Dios se ha enfriado, como si estuvieras caminando en la oscuridad sin poder ver hacia arriba, hacia abajo o hacia los lados? Es en estos momentos que debemos recordar que Dios siempre está dispuesto a ayudarnos, pero debemos buscar su guía y su consuelo.
Finalmente, quiero invitarte a reflexionar sobre una pregunta crucial: ¿Dónde está Dios en tu vida? ¿Estás permitiendo que el mundo y sus distracciones te aparten de la relación íntima y transformadora que puedes tener con tu Padre Celestial? Recuerda que, al final del día, nuestras prioridades terrenales pueden desvanecerse, pero el amor y la provisión de Dios son eternos. Es crucial que nos tomemos el tiempo para nutrir nuestra relación con Él, para que podamos encontrar la verdadera paz y el propósito que solo Él puede ofrecer.
DIOS SIEMPRE LLEGA JUSTO A TIEMPO
P. ELIAS HOYOS
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