SERIE: CARTAS DESDE LA PRISIÓN
¿Alguna vez te has preguntado cómo demuestras que eres hijo de Dios? No se trata de cuánto sabes de la Biblia o cuán seguido vas a la iglesia. Jesús lo dejó claro: la verdadera señal está en ser un pacificador. Él dijo: «Dichosos los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9, NTV). Ser pacificador no es solo evitar pleitos; es llevar shalom, esa paz que sana, reconcilia y restaura. Cuando eliges ser instrumento de paz, estás reflejando el corazón de tu Padre.
Ponerlo en práctica comienza con mirar a tu alrededor. ¿Hay relaciones rotas en tu familia, tu trabajo o tu comunidad? Dios te ha dado el ministerio de la reconciliación: «Dios nos dio… el mensaje de la reconciliación. Por lo tanto, somos embajadores de Cristo» (2 Corintios 5:19-20, NTV). No esperes a que otros den el primer paso. Sé tú quien, con humildad y valentía, busque sanar heridas, perdonar de corazón y tender puentes. Recuerda: detrás de una actitud difícil, hay una herida; detrás de una herida, hay una historia que necesita compasión.
P. Elias hoyos