La vida está llena de vueltas y vueltas, y en medio de esas vueltas, enfrentamos pérdidas: negociaciones que no salen bien, relaciones dañadas, personas que se van de nuestras vidas. Estas pérdidas pueden dejarnos un vacío y un dolor profundo, especialmente cuando se trata de seres queridos que ya no están con nosotros. Sin embargo, quiero recordarles que Dios es el único que tiene el poder para transformar nuestras vidas y sanar nuestros corazones. Él puede convertir lo que fue pérdida en ganancia, porque entiende el propósito detrás de cada situación.
Dios es fiel y justo, y cuando confiamos en Él, podemos estar seguros de que Él nos dará la victoria. La historia de la mujer sunamita en 2 Reyes 8 nos enseña que la obediencia a Dios, aunque a veces implica dejar cosas atrás, siempre lleva a una restitución mayor. Dios no solo nos devuelve lo que perdimos, sino que lo hace de manera sobreabundante. Cuando confiamos en Él, podemos estar seguros de que Él nos preservará y multiplicará lo que nos pertenece. No importa cuán grande sea la pérdida, Dios tiene un plan perfecto para nosotros y siempre actúa en nuestro beneficio.
Por lo tanto, les invito a reflexionar sobre las pérdidas que han experimentado en sus vidas. En lugar de quedarse en el dolor y la frustración, busquen la sanación en Dios. Ora para que Él te muestre su propósito y te ayude a perdonar y sanar tu corazón. Enfrenta las pruebas de fe con obediencia y confianza en Dios, sabiendo que Él siempre tiene el control y que sus planes son perfectos. No te desanimes por las pérdidas, porque Dios te devolverá lo que perdiste y aún más. Él es un Dios de restitución y te dará la victoria. Confía en Él y verás cómo transforma tu lamento en gozo y tu dolor en paz.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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