En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos frente a situaciones que nos hacen creer que no tenemos opciones. Puede ser la presión económica, problemas en nuestras relaciones, o decisiones laborales que nos llevan a pensar que «no tuve elección». Sin embargo, quiero recordarte que siempre hay una opción. No podemos elegir cómo se comportan los demás, ni controlar las circunstancias externas, pero sí podemos elegir cómo respondemos a ellas. Dios nos da cada día la oportunidad de tomar decisiones correctas, y aunque a veces estas decisiones puedan ser difíciles o dolorosas, siempre hay una opción.
Es fácil caer en la tentación de culpar a los demás o a las circunstancias por nuestras acciones, pero al final, somos responsables de las decisiones que tomamos. Dios no nos obliga a elegir un camino específico; Él nos da la libertad de elegir. Y aunque a veces las opciones que tenemos no sean las que esperábamos o deseábamos, siempre hay una opción que nos lleva a la vida y a la bendición. No podemos echarle la culpa a Dios por las consecuencias de nuestras decisiones; somos nosotros quienes elegimos nuestros caminos.
Por lo tanto, te invito a reflexionar sobre las decisiones que tomas cada día. ¿Estás eligiendo la vida, el amor y la obediencia a Dios? ¿O estás eligiendo el camino más fácil que puede llevar a la muerte y la maldición? Recuerda que tus decisiones no solo afectan tu vida, sino también la de tus seres queridos. Como Josué, declara hoy «yo y mi casa serviremos a Jehová» y elige vivir en obediencia y amor a Dios. Cada día es una nueva oportunidad para elegir bien y construir un legado de bendición para ti y tus descendientes.
Dios siempre llega Justo a Tiempo
P. Elias hoyos
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