SERIE: CONTAMINADOS
Hay momentos en la vida en los que necesitamos hacer un alto y evaluar cómo estamos viviendo en relación con lo que Dios nos ha enseñado. Cuando abrimos nuestro corazón a Jesús y decidimos seguirle, nuestra vida debe transformarse. Sin embargo, a menudo normalizamos comportamientos y situaciones que, aunque el mundo las acepte, no son aprobadas por Dios. Esto crea una lucha interna entre lo que nuestra carne desea y lo que nuestro espíritu sabe que es correcto. La santidad y el pecado no pueden coexistir, y es crucial que reconozcamos y llamemos al pecado por su nombre.
Es fácil justificar nuestras acciones basándonos en lo que el mundo considera normal, pero Dios tiene estándares diferentes. No podemos estar en medio de las tinieblas y esperar que la luz de Dios brille en nuestras vidas. Debemos ser conscientes de los ambientes y situaciones a los que nos exponemos, ya que estos pueden contaminar nuestra fe y restar bendiciones. Reflexiona hoy: ¿Qué ambientes y comportamientos has normalizado en tu vida que no honran a Dios? ¿Qué cambios necesitas hacer para vivir una vida más alineada con su voluntad?
Pidamos a Dios la sabiduría y la fuerza para reconocer y apartarnos de lo que no le agrada. Que nuestra vida sea un reflejo de su santidad y amor. Hoy, comprométete a hacer un alto y evaluar tus decisiones y ambientes. Que la presencia de Dios sea tu guía y tu fortaleza en este proceso de transformación. Recuerda, no se trata de lo que el mundo dice, sino de lo que Dios ha establecido desde el principio. Que su verdad inamovible sea la que guíe tus pasos cada día.P. Elias hoyos
