E1: COHERENTES

SERIE: DECONSTRUYENDO PARA CONSTRUIR

Hoy me encuentro reflexionando sobre la profunda incoherencia que a menudo se manifiesta en la vida de los seres humanos, especialmente en aquellos que se declaran seguidores de Dios. Me preocupa la brecha que existe entre lo que decimos, lo que pensamos y lo que realmente hacemos. Me doy cuenta de que en las redes sociales y en la vida pública, muchos de nosotros mostramos una fachada que no siempre refleja lo que llevamos en nuestro corazón. Siento la urgencia de la verdad y la importancia de la corrección divina, incluso cuando es incómoda o difícil de aceptar.

Me inquieta también la manera en que la sociedad ha normalizado el pecado, hasta el punto de que lo que Dios considera malo, nosotros lo vemos como algo común y aceptable. Me doy cuenta de que las tentaciones son sutiles y que es fácil caer en la trampa de normalizar comportamientos pecaminosos. Entiendo que el pecado no es solo una acción, sino una condición inherente que requiere ser transformada por Dios. Siento la necesidad de confrontar esta realidad y de invitar a la reflexión sobre cómo nuestras acciones pueden afectar a los demás y a nuestra relación con Dios.

Por eso, hago un llamado a la reflexión y al cambio. 

Creo que es esencial que cada uno de nosotros examine su vida y se pregunte si está viviendo de manera auténtica y coherente con sus principios espirituales. Entiendo que este proceso puede ser doloroso y requiere de valentía, pero creo firmemente que solo a través de la verdad y la rendición a Dios podemos encontrar la libertad y la paz que anhelamos. Siento la responsabilidad de compartir estas reflexiones y de invitar a otros a unirse en este camino de autenticidad y coherencia.

Dios siempre llega Justo a Tiempo 

P. Elias hoyos